jueves, 13 de noviembre de 2014

EL ESTRÉS, UN GRAN CONOCIDO

Una de las consecuencias negativas del crecimiento del bienestar obtenido en nuestra civilización occidental es el "Estrés" causado por los forzados y frenéticos ritmos de trabajo. En ciertas ocasiones ésto conlleva a alteraciones del sistema nervioso como insonmio, cansancio, estados de ansiedad, nerviosismo, etc; así como otro tipo de irregularidades en áreas más concretas: dolor de cabeza, nauseas, problemas digestivos, etc. 

El estrés (del inglés stress, ‘tensión’) es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada. La reacción del organismo se caracteriza por modificaciones neuroendocrinas estrechamente mezcladas que ponen en juego el hipotálamo (centro de emoción del cerebro) y las glándulas hipófisis y suprarrenales (centro de reactividad). Esta reacción que es la respuesta normal a un agente específico se produce en todo individuo sometido a una agresión. El estrés es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia, a pesar de lo cual hoy en día se confunde con una patología. Esta confusión se debe a que este mecanismo de defensa puede acabar, bajo determinadas circunstancias frecuentes, en ciertos modos de vida, desencadenando problemas graves de salud. Cuando esta respuesta natural se da en exceso se produce una sobrecarga de tensión que repercute en el organismo humano y provoca la aparición de enfermedades y anomalías patológicas que impiden el normal desarrollo y funcionamiento del cuerpo humano.

Anne Mague, especialista en software de envejecimiento, ha querido ver en un estudio con varias personas la repercusión del estrés en nuestro rostro pasados diez años. Los resultados son claros y contundentes: 

Pelo canoso: Esto no es un mito, pues estudios realizados el año pasado apuntan a que el aumento de las hormonas del estrés hacen que los folículos pilosos se desprendan de un tipo de células madre que dan el color de pelo.
Manchas en la piel: El acné y el estrés están directamente relacionados y es común que los adultos con estrés sufran de acné. Además, a causa del estrés las glándulas suprarrenales (dos pequeñas glándulas situadas encima de los riñones y que administran hormonas del estrés como la cortisona y la adrenalina) se vuelven hiperactivas, produciendo un exceso de andrógenos que da lugar a las espinillas. Esto es más visible en las mujeres, dado que sus glándulas desprenden más andrógenos que los hombres.
Bolsas en los ojos: El descanso es un elemento vital para la salud, y en situaciones de estrés esto no se suele dar. Aquellos que trabajan deben aprovechar los fines de semana para descansar apropiadamente lo que durante la semana no han podido, aunque muchos de ellos no pueden despegarse de sus horarios por el estrés.
Enrojecimiento: Las enfermedades inflamatorias de la piel como la rosácea, se ven fuertemente incrementadas por el estrés o el alcohol. Los eccemas y la psoriasis también tienen una relación directa con el estrés.
Mandíbula más grande: Rechinar los dientos es una acción común en aquellas personas que sufran de estrés, algo que puede generar el aumento del tamaño de la mandíbula.
Piel seca: La barrera de protección que tiene la piel, una barrera húmeda que consiste en grasas en lípidos, puede ser reducida por el estrés. Estos se evaporan con el estrés, y aunque se usen las mejores cremas de rejuvenecimiento facial, recuperar la barrera es my difícil, dando como resultado una piel seca.
Poco luminosidad en la piel: A causa del estrés, el corazón necesita bombear más sangre a los músculos de lo que está habituado, ralentizando así el flujo sanguíneo de nuestro cuerpo. A su vez, esto causa deshidratación, es decir, las vitaminas, humedad y la sangre abandonan nuestra piel para dirigirse hacia los músculos.