miércoles, 25 de marzo de 2015

¿DUERMES LO SUFICIENTE?

El sueño es un estado de relajación natural imprescindible para la supervivencia. Nos proporciona descanso y recuperación, tanto física como mental. Dormimos o, mejor dicho, deberíamos dormir aproximadamente una tercera parte de las horas totales del día. Esta cifra es muy variable y va desde las más de 14 horas que suele dormir un recién nacido a las 7-8 de un adulto. Sin embargo, tan importante o más que las horas de sueño, es la calidad de este. Es decir, el momento del día en el que dormimos, si el sueño es fragmentado o no, etc.
Nuestro cerebro es un órgano muy sensible a distintos tóxicos: ambientales, alcohol, drogas, ciertos fármacos. También lo es a la falta de descanso. Basta con no dormir bien una noche para notar los efectos que esto tiene sobre nuestra memoria, el humor o la capacidad de reacción. La privación de sueño provoca fatiga mental, emocional y física, y es un factor de riesgo para la depresión(Baglioni, et al., 2011)(Riemann & Voderholzer, 2003)
Según los resultados obtenidos por varios grupos de investigación, la ausencia de sueño mantenida puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión u obesidad. Sin embargo, un exceso de duración de las horas de sueño también podría ser perjudicial para la salud. (Ford, 2014) (Ferrie, et al., 2007)
Otros perjuicios asociados a la falta de sueño tienen que ver con el dolor. Es muy fácil de imaginar que patologías que cursen con dolor pueden afectar al sueño. Sin embargo, las alteraciones del sueño también pueden afectar a la sensación dolorosa. De este modo, unos malos hábitos de sueño pueden provocar mayor sensibilidad al dolor, mayor dificultad para inhibir el dolor y la aparición de dolores espontáneos en personas sanas. De la misma manera, aumentar las horas de sueño en personas cuyo sueño es insuficiente provoca el efecto contrario. (Smith, Edwards, McCann, & Haythornthwaite, 2007) (Edwards, Almeida, Klick, Haythornthwaite, & Smith, 2008) (Chhangani, et al., 2009)
Determinados síndromes dolorosos como la migraña o los dolores neurológicos empeoran si el sueño es insuficiente. En conclusión, si dormimos bien, el dolor tenderá a ser menos intenso y más fácil de tratar. Los malos hábitos de sueño provocarán lo contrario e incluso podrán producir la aparición de dolores y molestias de manera espontánea. (de Tommaso, et al., 2014) (Huang, Chiang, Chen, & Tsai, 2014)
Por otro lado, una mala calidad del sueño también se ha relacionado con alteraciones de la inmunidad. Es decir, dormir mal perjudica nuestra respuesta inmunitaria. (Lasselin, Rehman, Akerstedt, Lekander, & Axelsson, 2014) (Hurtado-Alvarado, et al., 2013)
Recientemente, la “National Sleep Foundation” de Estados Unidos ha publicado unas recomendaciones de higiene del sueño, en las cuales hablan de la cantidad de horas adecuadas de sueño según los distintos grupos de edad. Estas recomendaciones han sido sacadas de un estudio internacional que les ha llevado dos años de trabajo. Según este trabajo, las personas, según edad, deberían dormir: (National Sleep Foundation, 2014)
  • Recién nacidos (0-3 meses): 14-17 horas.
  • Bebés de 4-11 meses: 12-15 horas.
  • Bebés de 1-2 años: 11-14 horas.
  • Niños preescolares (3-5 años): 10-13 horas.
  • Niños en edad escolar (6-13 años): 9-11 horas.
  • Adolescentes (14-17 años): 8-10 horas.
  • Adultos jóvenes (18-25 años): 7-9 horas.
  • Adultos (26-64 años): 7-9 horas.
  • Adultos mayores (mayores de 65 años): 7-8 horas.
En resumen, el sueño, el descanso, es una parte fundamental de las actividades cotidianas. Para mantener una salud óptima además de una buena nutrición y una actividad física adecuada, es imprescindible mantener unos hábitos de sueño saludables.
¡¡Felices sueños!!
osteopatíadanieltorres.com 

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